J.
Fernández-Solà: "La Sensibilidad Química Múltiple es una enfermedad
compleja, no se puede banalizar"
El
doctor del Hospital Clínic de Barcelona asegura que cada vez hay más personas
que sufren este trastorno
La Sensibilidad Química y Ambiental Múltiple (SQM) es una patología aún
no reconocida, no está considerada oficialmente como enfermedad, aunque cada
vez afecta a más personas. Además de la incomprensión del entorno familiar y
laboral de la persona que la sufre también se encuentra con el escepticismo de
algunos médicos. La SQM consiste en la pérdida progresiva de tolerancia a
agentes químicos tan diversos y comunes como productos de limpieza, colonias,
disolventes, ciertos alimentos, medicamentos y radiaciones
electromagnéticas. Para arrojar luz sobre esta cuestión se ha publicado
recientemente el libro ‘Sensibilidad Química y Ambiental Múltiple. Sobrevivir
en un entorno tóxico’ (Oxigen Viena Ediciones), escrito por los doctores
Joaquim Fernández- Solà, médico consultor de Medicina Interna del
Hospital Clínic de Barcelona, y Santiago Nogué, jefe de sección de la
Unidad de Toxicología Clínica del Hospital Clínic. El doctor Fernández-Solà,
profesor asociado de Medicina de la Universidad de Barcelona y autor
también de ‘Sobrevivir al cansancio’, nos da algunas claves para comprender
mejor la SQM.
-Libros como el que han publicado sobre la SQM no hay muchos, ¿la poca
documentación sobre esta patología es una de las grandes dificultades?
- Hay alguna aproximación con
enfermedades relacionadas pero se trata la Sensibilidad Química y Ambiental de
diferentes aspectos desde la toxicología. En este libro no estamos hablando de
una intoxicación clásica sino de contactos crónico permanentes con sustancias
que están en el ambiente.
-Por ejemplo…
-La contaminación ambiental clásica como pueden ser la de los
hidrocarburos pero también en situaciones peculiares. En un ambiente laboral
puede haber personas que trabajen con un disolvente que tiene una concentración
de aquel producto al que repetidamente se están exponiendo e interaccionan con
él. Entonces van haciendo respuestas persistentes irritativas, y al final
acaban asociando otros síntomas asociados más crónicos como puede ser dolor de
cabeza, desconcentración o insomnio.
-¿Cómo definiría la SQM?
-La Sensibilidad Química Múltiple es un trastorno,
aún no tiene categoría de enfermedad. Se presentan múltiples síntomas ante la
exposición habitualmente de productos tóxicos en el medio ambiente en personas
sensibles. No todas las personas reaccionan igual ya que hay dos factores, el
factor tóxico en el ambiente y el factor de sensibilidad personal.
- ¿Por qué no está considerada como enfermedad?
- La Organización Mundial de la
Salud tiene un centro de diagnóstico de control
de enfermedades en Atlanta que se encarga de estudiar todas las
enfermedades y cuando hay fenómenos que son más globales los analiza en
diferentes sitios. La evolución de la SQM es aún demasiado precoz. Hay comités
internacionales y hasta el momento no ha habido un consenso científico
suficiente como para que este trastorno tenga todas las características de
llegar a aceptarla como enfermedad.
- ¿Por qué motivo?
- Hay muchos intereses en este campo. Todo el mundo
entiende que esto es derivado del estilo de vida que tenemos. Por ejemplo,
vamos en coche y consumimos y quemamos gasolina. En Barcelona, casi una tercera
parte del tiempo estamos por encima de los límites que la Organización Mundial
de la Salud no tolera como aceptables, incluso tenemos restricciones de
velocidad para no contaminar. Esto probablemente no es fácil de cambiar.
-¿Y en el hogar?
- Si comparamos los productos químicos que tenemos en
un domicilio normal a los que tenían nuestros padres, tenemos un auténtico
laboratorio químico: disolventes, pinturas, quitaesmaltes, cosméticos,
detergentes, neutralizantes, quitamanchas, insecticidas, ambientadores,
pulverizadores… Supone un estilo de vida que comporta un modelo de sociedad que
no va a cambiar probablemente en unos días.
- ¿Cómo se diagnostica esta patología?
- Cuando hay unos trastornos de
este tipo se establecen grupos de trabajo internacionales que han propuesto
criterios de diagnósticos de caso. Cuando estudias la SQM ves que no es de
origen alérgico. Hay indicaciones, síntomas respiratorios o irritación de
mucosas que empeoran en exposición a ambientes con estos productos volátiles
químicos y mejoran cuando los evitas.
-¿Los síntomas son crónicos?
- Los síntomas tienen que ser crónicos, no sólo
agudos, sino que duran más de tres meses en la misma persona. Por otra parte,
no hay otras enfermedades que lo justifiquen. No es una persona que tenga un
fenómeno alérgico al polen sino a una exposición a productos químicos. Y, en
tercer lugar, tiene que ser dosis menores de las normales para no hablar de
intoxicación.
-¿Cuántas personas estarían afectadas por la SQM?
- Cuando se ha intentado
cuantificar no hay estudios extensos pero hay márgenes desde el uno por mil
hasta el 5%. También se sabe que hasta un 15% de la población de manera
puntual, no como enfermedad crónica, puede tener fenómenos. Tampoco todo el
mundo tiene la misma intensidad. Hay casos leves, moderados, y algunos tan
intensos que el paciente no puede ir a algunos ambientes sin aislamientos
respiratorios.
- ¿Con la mayor presencia de las nuevas tecnologías y el uso por parte de
la población de aparatos tecnológicos prevé que cada vez haya más casos?
- Sin duda. El factor ambiente
está cambiando y está incidiendo exponencialmente el aumento de la carga
química pero también el de la carga electromagnética. ¿Cuánto tiempo hace que
tenemos wi-fi? También cada vez tenemos un mayor número de circuitos eléctricos
en el domicilio o líneas eléctricas de alta tensión cercanas a las viviendas.
Además tenemos una menor protección en la capa atmosférica y nos llega una
mayor radiación ambiental atmosférica. Todo esto aumenta la carga
electromagnética que recibimos y este conjunto de cargas, la química y la
electromagnética, se suman y podríamos hablar de otros tipos.
- ¿Qué otros tipos?
- La carga de tóxicos alimentarios que nosotros
consumimos, tales como conservantes, colorantes, aditivos o desnaturalizantes.
Es decir, la carga alimentaria, la química y la de ondas ambientales se suman y
nosotros hablamos de dintel de carga tóxica.
- La SQM afecta más a las mujeres que a los hombres, ¿por qué motivo?
- Tenemos una incidencia ocho
veces mayor en mujeres que en hombres. En general, es mucho más frecuente en
las mujeres porque las hormonas femeninas, los estrógenos potencian la
sensibilización.
- ¿Este trastorno está asociado a otras enfermedades?
- Un paciente que empiece con
una percepción ambiental con más facilidad va a desarrollar también dolor
crónico y fatiga crónica. Son enfermedades que van en acúmulos. Ya hay
propuestas a nivel científico que todas estas enfermedades son un conjunto de
ellas entre las cuales estarían otras tan curiosas como las migrañas, el colón
irritable o el bruxismo (apretar los dientes durante el sueño). Esto se llama
síndromes de sensibilización central.
- ¿A qué se debe?
- Hay una evidencia científica de que todas estas
enfermedades tienen un común que sería esencialmente neurológico, no
siquiátrico. Éste es otro punto importante porque se han confundido o se han
querido confundir estas enfermedades con un origen psiquiátrico. No es una
fobia a los productos químicos. Estos pacientes no tienen trastornos
psicopatológicos sino que son pacientes normales que su enfermedad les provoca
a largo plazo no poder llevar una vida normal.
- Al no ser una enfermedad reconocida, ¿provoca también incomprensión en el
paciente?
-
Sin duda. Genera incomprensión para el propio paciente y también en su entorno
familiar, laboral y médico. No hay una atención regularizada. El paciente no
sabe dónde tiene que ir porque su médico de cabecera no puede asumir esta
enfermedad y no hay centros especializados reconocidos en el sistema público de
atención.
- ¿La SQM puede hacer peligrar la vida del paciente?
- No es una enfermedad que
comporte un riesgo vital. Si comporta muchos casos de demandas de atención
urgentes. Lo que sí es cierto es que hemos tenido algún caso de suicidio debido
a la dificultad de afrontamiento de la enfermedad.
- ¿Qué consejos daría a los pacientes que sufren esta patología?
- En primer lugar que sepa que
esto existe. Que analice los productos tóxicos que tiene en su entorno y haga
una especie de diario a los que tiene contacto. Nosotros también tenemos un
cuestionario de sensibilidad ambiental, que se está validando ahora en España
pero ya se utiliza a nivel internacional.
-¿Y en el día a día qué recomendaciones haría?
- Por ejemplo, utilizar
cosméticos de línea natural, derivados de aloe vera, aceite natural. O cuando
se pone la lavadora en vez de utilizar un detergente aromatizante convencional
usar bolas ecológicas. Llevar una dieta evitando las sutancias que tienen más
aditivos colorantes. Es obvio que esto es mucho más caro y también es más
difícil encontrar estos productos.
- ¿En Catalunya cuántos pacientes
pueden sufrir la SQM?
- Empezamos hace unos diez años atendiendo de forma
global a estos pacientes y llegamos a tener unos 1.000 pacientes. Probablemente
ahora en su conjunto son unos 2.000 pero no hay un centro específico.
Ahora tenemos menos facilidades que antes. Por ejemplo, en Bellvitge
había un centro de Sensibilidad Química que dejó de atender. Tampoco se han
creado programas específicos. En estos momentos no hay una oferta médica
pública concreta donde dirigir al paciente. Lo que sí han aflorado muchos
centros privados que están haciendo esta atención.
- A pesar de que los casos van aumentando la oferta médica no es
suficiente….
-
Esto es exponencial. También hay muchos casos no diagnosticados y de diferente
intensidad. Hay casos leves que simplemente con una consulta médica concreta
identificando los agentes y disminuyendo la exposición puede ser suficiente. En
otros casos tienes que hacer una intervención laboral y en otros incluso una
solicitud de invalidez. Lo que sí es cierto es que hay afrontarlo a nivel médico
con un programa de atención específico, como enfermedad compleja no se puede
banalizar. Cuantos antes la afrontemos antes la solucionaremos.
- Vamos, que tenemos que tener muy en cuenta la SQM…
- Yo pongo el ejemplo del
tabaco. Nosotros empezamos a entrar en contacto con el tabaco en el siglo XV
cuando lo trajeron de América y hemos tardado 500 años en reconocer que era el
tóxico más importante para la salud de las personas. Y ahora estamos haciendo
campañas carísimas para evitarlo. Espero que con la SQM no tardemos tantos años
en reconocerla porque ya están apareciendo las enfermedades derivadas y ya las
podemos reconocer a nivel médico. Sin duda, lo que tenemos que hacer es
prevención, a nivel personal, laboral y también social.
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